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Foto del escritorXIMENA HIDALGO-AYALA

RECORDANDO A RUMIÑAHUI

Crecí admirando su imagen, a la que desde niña contemplaba cuando pasaba por la Plaza Indoamérica, frente a la Universidad Central de Ecuador, en la Avenida América de Quito.

El busto del general Rumiñahui fue la primera escultura colocada en la Plaza Indoamérica el 24 de mayo de 1961. La última escultura colocada fue la del cacique Jahuay, de Cuba, el 12 de octubre de 1974.

Frecuentaba la zona de mano de mis padres por varias razones, primeramente porque mi padre estudió en esa universidad y la amaba entrañablemente, siempre recordaba las protestas estudiantiles contra las dictaduras, en las que conoció al legendario Milton Reyes.


Además, en la fuente de agua de la plaza, se realizaban los grandes chapuzones de celebración cuando ganaba la Liga Deportiva Universitaria, el equipo de fútbol de la familia. También frecuentábamos la zona, porque quedaba cerca mi lugar favorito, la Frutería Monserrate, propiedad de una empresaria colombiana, famoso por las exquisitas ensaladas de frutas con empanadas de verde y otras saludables golosinas que ahí preparaban.

La Plaza Indoamerica fue creada a pedido del presidente de la Union Nacional de Periodistas y para facilitar la congestion vehicular los bustos fueron reubicados a pocos metros, dentro del campus universitario,en el 2008

En la Plaza Indoamérica el busto del “General Rumiñahui” era imponente. Yo recorría la plaza observando y leyendo los nombres de los veintidós héroes nativoamericanos, pero el más impresionante era el de Rumiñahui.


Para una niña de cinco años "conocerlo" provocaba una impresión como de tener frente a frente al actor conocido como La Roca, solo que Rumiñahui es un héroe real, no uno inventado en Hollywood. Rumiñahui es la verdadera roca de la historia ancestral de América. También recuerdo la imponente imagen de Rumiñahui en los billetes, antes de la dolarización.


Por ser un referente de las raíces históricas continentales, ahora lo recuerdo de manera especial, por lo cual me es grato reproducir una nota recientemente publicada por el Dr. Enrique Ayala, historiador profesional y asesor académico del Comité Internacional Galo Plaza.


Rumiñahui, el héroe de la resistencia

Por Enrique Ayala Mora

Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Rector fundador y profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.

Cuando pensamos en la resistencia a la conquista española, nos viene la imagen de Rumiñahui, el líder indígena que enfrentó a los conquistadores españoles en medio del derrumbe del Tahuantinsuyo y resistió con astucia, energía y no poca crueldad.


Parece que nació en Píllaro, alrededor de 1490. Se ha dicho que fue hijo de Huayna Cápac con su concubina Nary Ati, princesa de Píllaro, hija de Ati o Cacique Pillahuaso. Pero no hay evidencias claras. También pudo ser de familia cuzqueña venida con Huayna Cápac como mitimae.


Rumiñahui significa en kichua Cara de Piedra (rumi piedra y ñahui ojo/cara). Fue cercano a Atahualpa y se destacó en la guerra contra Huáscar, sobre todo en la batalla de Quipaipán. Acompañaba a Atahualpa cuando en Cajamarca fue apresado a traición por las huestes de Francisco Pizarro, pero se quedó con el grueso del ejército en las afueras.

Representación del legendario líder militar Rumiñahui, autoría del artista quiteño José Yépez (1925) óleo sobre lienzo expuesto en la Sala del Consejo Metropolitano del Palacio Municipal de Quito.

En medio de la confusión, Rumiñahui regresó a Quito y castigó con dureza a los pueblos que no acataron su mandato. Cuando llegó la orden de Atahualpa de que se recolectaran tesoros para su rescate, Rumiñahui la acató, pero no remitió lo recolectado a Cajamarca. Frente a ello, Quilliscacha (el Inca Illescas) tomó los tesoros personales del emperador y fue a entregarlos.

En 1533 fue a recibir el cadáver del soberano asesinado y participó en su funeral. Luego invitó a un banquete a los notables de Quito y a familiares del inca. Los hizo matar a todos, inclusive a Quilliscacha, con cuya piel hizo fabricar un tambor ceremonial.

Celebraciones en honor al general Zopozopangui en Mocha, provincia de Tungurahua.

Con Zopozopangui y otros jefes, reunió un ejército para resistir. Luego de varios encuentros, a mediados de 1534 enfrentó a los españoles en Tiocajas. Cuando los españoles parecían derrotados, una violenta erupción volcánica atemorizó a los quiteños, que creyeron que sus dioses estaban enojados y se desbandaron. Los españoles, al mando de Sebastián de Benalcázar eran unos 200, pero tenían de su lado a miles de cañaris que nunca aceptaron el dominio de Atahualpa.


Benalcázar le envió un mensajero ofreciéndole una alianza, pero la rechazó, asesinó al mensajero y se retiró a Quito destruyendo lo que encontraba en el camino. Llegó a Quito y sacó los ídolos y joyas de los templos, con todo el oro y las piedras preciosas que pudo encontrar y los ocultó. Apresó a cientos de indias jóvenes y familias de caciques. Mató a miles de indígenas que habían apoyado a Benalcázar, incendió y arrasó la ciudad. Luego se refugió en las montañas. Durante meses dirigió una acción de guerrillas contra los españoles, pero fue acorralado cerca de Píllaro. Trató de suicidarse, pero no murió y fue tomado prisionero.


Se lo llevó a Quito y fue torturado para obligarlo a indicar el lugar en donde había escondido los tesoros. Pero no reveló nada.


Finalmente, el 10 de enero de 1535 fue ejecutado junto con Zopozopangui y Quingaluma. Fue duro y cruel, pero también lo fueron los conquistadores y las consecuencias de las plagas que trajeron. Rumiñahui se consagró como el máximo líder de la resistencia de Quito y de la América Andina.





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