PÁGINAS DEL CONTINENTE
Por Ximena Hidalgo Ayala
Historiadora, Fundadora y Directora Ejecutiva del Comité Internacional Galo Plaza Inc. y su network de promotores de la Historia Latinoamericana en Nueva York, XHA CLUB.
03-28-2019
El 28 de marzo de 1944, la Primera Dama de Estados Unidos, Eleanor Roosevelt, llegó a Ecuador, para visitar a las tropas estadounidenses asentadas en las Islas Galápagos.
Al conmemorar los 75 años de esta notable visita, rendimos homenaje a una de las personalidades más respetadas y admiradas de Estados Unidos, quien según los historiadores fue, -durante más de tres décadas -, la mujer más poderosa de la nación y una de las figuras femeninas más prominentes en política del siglo XX. Las circunstancias históricas y su calidad humana, le dieron un protagonismo central en la historia internacional.
Neoyorquina de nacimiento, Eleanor vino al mundo un 11 de octubre de 1884, en el seno de una de las familias más prominentes del país. Una mujer bastante tímida, pero muy carismática, que luego de quedar huérfana de padre y madre, antes de cumplir los diez años, fue criada por su estricta abuela y luego enviada a Inglaterra para educarse. Fue sobrina de un presidente y esposa de otro. Eleanor conoció a su esposo, Franklin D. Roosevelt, cuando tenía veintiún años y procreó con él seis hijos, en un lapso de once años. Le acompañó desde el inició de su carrera política como Senador Estatal de Nueva York, Secretario de Marina, Gobernador y desde 1933 hasta 1945 como Primera Dama. Una mujer que como todo ser humano, enfrentó varios retos, una infancia y adolescencia tristes, la infidelidad en su matrimonio, una suegra dominante, depresiones severas y fuertes críticas, siempre sintió un compromiso por la justicia social y la igualdad.
Aprendió sobre la manera de vivir y sentir de la gente pobre y cambió el rol tradicional de la primera dama en Estados Unidos, ya que cuando su esposo llegó a la presidencia, el país atravesaba la “Gran Depresión” con la quiebra de varios bancos, la disminución de la producción, trece millones de desempleados y enfrentaba la II Guerra Mundial, liderando a los países aliados en contra de Japón, Alemania e Italia.
UN PUNTO ESTRATÉGICO
Su esposo, el Presidente Franklin D. Roosevelt había visitado las Galápagos seis años antes, en el verano de 1938, a bordo del USS Houston (CA-30) que partió de San Diego el 17 de julio, para realizar actividades de pesca y recolección de especies con un grupo de científicos del Instituto Smithsoniano. El Houston recorrió las costas del océano Pacífico bajando hacia México y arribando a las Galápagos el 24 de julio, no sin antes realizar la tradicional celebración del cruce de la linea ecuatorial. Después de abandonar las Galápagos, partió hacia Panamá y retornó el 9 de agosto a Pensacola, Florida. Después de su visita el Presidente Roosevelt envió un memorando a su Secretario de Estado Cordell Hull, instruyéndole de que ayude a protegerlas y preservarlas como un parque internacional, pero en 1959 en la celebración del centenario de la publicación del Origen de las Especies de Charles Darwin, el gobierno ecuatoriano declaró a las Islas Galápagos Parque Nacional, en 1978 la UNESCO las designaron Patrimonio Natural de la Humanidad y en 1985 Reserva de Biósfera. En 1986 el mar que rodea a las Islas Galápagos fue declarado Reserva Marina, a pesar de lo cual el saqueo de barcos piratas chinos está devastando la fauna y asesinando especies en peligro de extinción.
BASE MILITAR 1942-1946
Después de la Segunda Guerra Mundial, el Presidente Roosevelt reconoció la cooperación de Ecuador y Costa Rica en la protección continental, ya que sus islas, Galápagos y Cocos, por su ubicación, eran considerados puntos estratégicos de defensa. Japón ya había invadido China un año antes y ese mismo julio, Japón invadía Russia y Mongolia. Para Estados Unidos Galápagos tenía importancia estratégica en la defensa del Canal de Panamá. Posteriormente, el advenimiento de la II Guerra Mundial y del ataque de Pearl Harbor, se llegó a un acuerdo y en 1942 personal del ejército estadounidense, incluyendo comandantes e ingenieros que participaron en la construcción del canal, arribaron desde Panamá a la Isla Baltra en las Galápagos. La base estadounidense llegó a tener doscientas construcciones para más de tres mil hombres del ejército y la marina, incluyendo un cine, el aeropuerto que fue el primero del mundo en ser operado con energía solar. Las fuerzas estadounidenses retornaron de su misión en 1946.
Cuando la Primera Dama Eleonor Roosevelt llegó a la isla Baltra, realizó varias visitas a las instalaciones, incluyendo los puestos de armas, capilla, cementerio, hospital de la Marina y al Bluejackets Club, creado por las mismas tropas para su esparcimiento, además de compartir la hora de almuerzo y cena con las tropas.
UNA NEOYORQUINA EN GALÁPAGOS
De su experiencia visitando a las tropas asentadas en las Islas Encantadas de Ecuador, Eleanor Roosevelt, llamada “Primera Dama del Mundo”, -por su rol crucial en la aprobación de la Declaración de los Derechos Humanos-, escribió sus memorias en su propia columna en el periódico, titulada "My Day", de las cuales reproducimos unos párrafos:
“Tomó poco más de cuatro horas volar de Panamá a Salinas. Aquí nos encontramos con la esposa del presidente de Ecuador, la señora Arroyo del Río y varias damas ecuatorianas, así como con nuestros comandantes del Ejército y la Marina, el coronel Cunningham y el comandante Hummer. Salinas en sí es utilizada como lugar de veraneo por las personas de Quito y por los británicos y estadounidenses que trabajan aquí… luego fuimos a la casa del Sr. y la Sra. Toes, donde la señora Arroyo del Río ofreció una recepción. Las tropas ecuatorianas se pusieron en guardia cerca de la casa y su banda tocó "The Star-Spangled Banner". Nuestros oficiales de vuelo están instruyendo a un grupo de cadetes ecuatorianos cuyos aviones de entrenamiento se mantienen cerca de nuestra base. El mejor sentimiento existe y la cooperación es muy buena aquí y en todas partes...
Para la 1:30 en punto salimos para las islas Galápagos, donde llegamos a tiempo para tener una idea de la cantidad de trabajo que se ha hecho para crear las instalaciones del ejército y la marina. Todavía se está construyendo mucho. Cenamos con hombres alistados. Fuimos al club de oficiales a las 7. Este debe ser un lugar muy agradable para visitar después de terminar el día.”
La Primera Dama Eleanor Roosevelt en la isla Baltra con su secretaria, Malvina Thompson, durante su visita a las tropas estadounidenses en las Islas Galápagos. (1944)
PIEL DE RINOCERONTE
Fue muy activa en el Comité Demócrata de Nueva York. Enseñaba a través de sus columnas periodísticas, programas de radio y participación en eventos públicos, se convirtió en una figura muy familiar. Tuvo detractores que vieron en ella un “peligroso entremetido”, una aficionada por su “abuso” en su rol de primera dama, una traidora de su clase por su tendencia humanitaria. Alguna vez escribió: “Toda mujer en la vida pública tiene que desarrollar una piel tan dura como el cuero de rinoceronte. A pesar de todo, tenía una presencia que sobresalía en cualquier lugar y una gran capacidad para tratar en forma familiar a todas las personas. Fue la primera esposa de un presidente en declarar ante un comité del Congreso, en ofrecer una rueda de prensa, en hablar en una convención nacional del partido, en escribir una columna y en ser comentarista de radio. Trabajaba de dieciocho a veinte horas para lograr la aprobación de la Declaración de los Derechos Humanos. Fue reconocida once veces consecutivas como la mujer más admirada del mundo. Los últimos años los disfrutó en su casa en Val-Kill y cuando falleció, en noviembre de 1962, todos los edificios gubernamentales estadounidenses alrededor del mundo flamearon su bandera a media asta.
Eleanor Roosevelt durante su programa radial en Nueva York, entrevistando a su amigo, el líder internacional Galo Plaza en junio de 1951.
MONUMENTO EN EL UPPER WEST SIDE
El monumento con la estatua de ocho pies de alto de Eleanor Roosevelt, Primera Dama de la Nación y defensora de los Derechos Humanos, fue inaugurado el 5 de octubre de 1996, en la esquina de Riverside Park y calle 72, en el West Side de Manhattan. Su figura sentada en al borde de una roca, con la mano izquierda en la barbilla, mirando pensativamente, se encuentra rodeada de árboles, en el centro de una enorme jardinera elevada, que la hace inaccesible, como si estuviera en un pedestal. La estatua fue esculpida por Penélope Jencks. El monumento costó $ 1,3 millones y fue erigido por iniciativa de sus descendientes. Es el primer monumento público a una mujer estadounidense en ser comisionado por la ciudad de Nueva York, es también la primera estatua de una mujer estadounidense en la ciudad, diseñada para ser monumento público desde el principio.
La inscripción del monumento en su memoria dice:
Luchó por el avance del trabajo, por las minorías, los pobres, mujeres y gente joven. Fue nombrada delegada de Estados Unidos a la Organización de las Naciones Unidas por el Presidente Truman en 1946. Fue jefe de la Comisión de Derechos Humanos y lideró exitosamente los esfuerzos para asegurar la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948. Ella continuó su trabajo como maestra, escritora, defensora y promotora del servicio humanitario hasta su fallecimiento el 7 de noviembre de 1962 y es recordada como “Primera Dama Del Mundo”.
© 2019 Ximena Hidalgo-Ayala / XHA Club All Rights Reserved