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  • Foto del escritorXIMENA HIDALGO-AYALA

VIAJE AL VIEJO OESTE, REDESCUBRIENDO LA HISTORIA

Por Ximena Hidalgo Ayala

Historiadora, Fundadora y Directora Ejecutiva del Comité Internacional Galo Plaza Inc. y su network de profesionales promotores de la Historia Latina en Nueva York XHA CLUB.


Visitar el “Viejo Oeste” fue un interesante estímulo, para aproximarnos a un momento fundamental del complejo proceso histórico de expansión de los Estados Unidos, en el cual los inmigrantes de las colonias inglesas comenzaron su avance hacia la costa del Pacífico.

Calle principal del viejo pueblo del Oeste, recreado en Nueva Jersey.

El territorio considerado salvaje e inhóspito para los inmigrantes europeos y en donde habitaban desde hace milenios culturas nativas, fue el escenario donde se forjó la personalidad del país, destacándose valores como la búsqueda de oportunidades, el pragmatismo, la actitud enérgica ante las dificultades, la capacidad de innovación y el esfuerzo orientado al progreso, desde la perspectiva de la cultura occidental.


La población del territorio estadounidense había crecido de casi un cuarto de millón en 1700 a dos millones y medio para 1775 y un tercio de ella era originaria de Inglaterra y Gales, pero el aumento poblacional también incluyó el aceleramiento de inmigración no inglesa, como una creciente corriente de campesinos pobres oriundos de los estados de la Renania alemana. Para 1770 en las colonias norteamericanas habían 200.000 granjeros alemanes, que solo en Pennsylvania conformaban una tercera parte de toda la población de esa colonia.


Otra ola migratorio mayor, formada por protestantes, llegó de Irlanda del Norte. Se estima que un cuarto de millón de irlandeses-escoceses cruzaron el Atlántico y llegaron como agricultores y en 1770, eran la décima parte de la población total. Llegaron holandeses y hugonotes franceses que se establecieron en Nueva York y en Carolina del Sur. Los inmigrantes europeos del siglo XVIII pertenecían a las clases bajas y medianas de la sociedad europea y estudios históricos estiman que más de la mitad llegaron como sirvientes contratados, otros fueron secuestrados o vendidos por traficantes humanos, millares eran huérfanos, indigentes y presidiarios.


40.000 convictos ingleses llegaron a América en las seis décadas anteriores a la Revolución. En Maryland los convictos formaban la mayor parte de la clase de sirvientes y América les dio la libertad y la oportunidad de progresar, por ejemplo el acaudalado mercader y prominente líder político de Nueva York en 1770, coronel John Lamb, era hijo de un convicto rescatado de la horca en Inglaterra y transportado a América.


Para 1775 los esclavos africanos eran más de la quinta parte de toda la población, llegaron como mano de obra secuestrada que alimentó fundamentalmente el funcionamiento de las grandes plantaciones de tabaco, arroz y añil del sur. La población general esta integrada por zapateros, tejedores, sombrereros, muebles y artesanos de muchos oficios que satisfacían las necesidades de los colonos. La población mayoritaria era rural y las ciudades de la costa atlántica eran sede del crecimiento y cambio, con tribunales donde los abogados surgieron como un grupo profesional influyente.

CONQUISTANDO DEL OESTE

El crecimiento de la población empujaba los asentamientos hacia el interior y a mediados del siglo XVIII inicia la formación del “Viejo Oeste”, que surge con cierta independencia, por encontrarse alejado, se transformó en zona de cultivo para la subsistencia asilada de los asentamientos costeros y del mundo atlántico. El Viejo Oeste representó la posibilidad de adquirir campos propios, con cierto grado de seguridad, bienestar e independencia, pero con importantes retos, incluyendo la presencia de los nativo-americanos.


El proceso de colonización de los nuevos inmigrantes al oeste inició en el siglo XVI, pero el momento de mayor actividad fue en el siglo XIX, luego de la compra de Louisiana en 1803, por iniciativa gubernamental del presidente Jefferson, pero el asentamiento poblacional y desarrollo económico del Oeste se consolidó después de 1815, cuando William Henry Harrison destruyó el poderío de los nativos del viejo noroeste y Andrew Jackson venció a los Creeks y Cherokees de las regiones sud-occidentales en la guerra de 1812.


Con el retorno de la paz en 1815 una ola poblacional se volcó al Oeste para posesionarse de las tierras gracias al Acta Harrison, por la cual una franja de 100 acres podía adquirirse por dos dólares el acre, con un anticipo de cincuenta centavos por acre y cuatro años de plazo para pagar los restantes $1.50. Así surgieron las grandes plantaciones de Alabama y Mississippi. En 1813 las ventas anuales de tierras fiscales se elevaron a más de medio millón de acres de solo 67.800 en 1800.

Los hechos y personajes protagónicos de esta etapa han dado origen a un género conocido como “Western”, con diferentes manifestaciones artísticas, literarias, fílmicas, etc. Detrás de las historias y aventuras para buscar nuevos territorios, de la “fiebre del oro” y la expansión europea, hay una realidad histórica más compleja. No cabe duda que la permanente y prolongada migración hacia el oeste desplazó culturas ancestrales y oprimió a minorías étnicas de nativos, al tiempo que propició el progreso de las comunicaciones, la industria, la agricultura, a través de una intensa explotación de los recursos humanos y naturales.


CIUDAD DEL VIEJO OESTE

Esta etapa produjo cambios dramáticos, entre ellos la extinción de los bisontes, la instauración del ferrocarril, la delimitación de propiedades privadas, el confinamiento de los nativos en reservaciones, la explotación de recursos naturales como el carbón, aceite y gas natural y de la energía hidráulica como del río Shoshone, que fue contenido para proveer electricidad y proyectos de irrigación. Los constructores la llamaron la presa Búfalo Bill para recordar a este personaje, quien murió el 10 de enero de 1917 reconociendo tardíamente, que fue un error haber prácticamente eliminado una especie de la faz de la tierra. En una ligera aproximación al modo de vida de esa etapa y a manera de recreación, aprovechamos para visitar en Nueva Jersey, Wild West City, la Ciudad del Viejo Oeste, un lugar en donde las series de televisión, leyendas y personajes de esta etapa, cobran vida en un escenario especialmente diseñado para ello.


En esta ciudad de fantasía, la calle principal sin pavimentar, es la via principal de la réplica de una ciudad auténtica de Kansas de finales de 1800, a cuyos costados se encuentran una variedad de lugares a manera de mini museos, todos con pisos de madera y objetos de la época. Una oportunidad para conocer sobre la forma de vivir en el siglo XIX a través de objetos y herramientas de uso diario.


Música típica y una variedad de eventos, incluyendo la danza hoop de los nativo-americanos, son parte de los shows presentados en esta ciudad, que cuenta con una pequeña iglesia, un cementerio, una escuela, una tienda de dulces, un centro fotográfico y tienda con souvenirs, un zoológico, entre otras atracciones. Se puede llegar en carro desde Nueva York o Pennsylvania por la via inter-estatal 80 en la salida 25 (Stanhope-Newton), siguiendo la ruta 206 norte, en la tercera luz hacia la derecha se encuentra Lackawanna Drive, a 1/4 de milla está Wild West City, la dirección exacta es 50 Lackawanna Drive, Stanhope, New Jersey.


ARTEFACTOS NATIVOS AMERICANOS

Los antecesores de las tribus nativas iniciales poblaron el norte de América hace más de 10.000 años, logrando diferentes niveles organizativos destacándose, por su complejidad, la Confederación Iroquí, constituida en el siglo XII por las tribus que habitaban la región de los Grandes Lagos. Según algunos autores, los inmigrantes de las colonias inglesas de América se basaron en éste sistema organizativo para promulgar su sistema federal, que es la base de los actuales Estados Unidos.


La Ciudad del Viejo Oeste tiene una gran y variada colección de artefactos, reliquias, herramientas, muebles y objetos de los nativo-americanos, que representan el tiempo y recursos de la gente que los elaboró, con un significado espiritual y cultural de la vida de estas personas, que son considerados arte. Se pueden encontrar desde zapatos de nieve Iroquíes, Pipas de la tribu Tomahawk, objetos del Polo Norte, los famosos “mocasines” decorados con mullos de la tribu Sioux, entre una infinidad de artefactos y muestras de vestuario. La colección es bastante ecléctica y se exhiben objetos de culturas nativas del centro y sur de nuestro continente, incluyendo de Ecuador y Guatemala.

PERSONAJES DEL VIEJO OESTE

Buffalo Bill es parte de la cultura popular estadounidense y representa a esta etapa de la historia. Es un personaje real y uno de los más conocidos, su nombre verdadero fue William Cody y nació en Iowa en 1845, fue soldado, cazador de bisontes, erróneamente llamados búfalos y hombre de espectáculos. Ganó fama internacional representando temas del lejano oeste, entre ellos al Pony Express, del cual fue jinete, los ataques de nativos a las caravanas de carretas y robos a la diligencia. Consiguió su apodo por su fama como cazador de bisontes, para proveer carne a los trabajadores del ferrocarril. Su espectáculo incluía jinetes y caballos de diferente origen étnico: turcos, gauchos, árabes, mongoles y cosacos, entre otros. El jefe Toro Sentado con sus bravos guerreros eran parte del show.


LAS DILIGENCIAS Y EL PONY EXPRESS

Para evitar los ataques a las diligencias surgió el Pony Express, un servicio de correo rápido que cruzaba Estados Unidos, el cual inició en 1860. Su recorrido empezaba en el río Missouri y llegaba al Pacífico. Los mensajes se llevaban a caballo a lo largo de praderas, planicies, desiertos y montañas. Redujo el tiempo que tardaba el correo en llegar desde el Atlántico hasta el Pacífico. Wells Fargo usó el logotipo del Pony Express para sus coches blindados. Al viajar por una ruta más corta y emplear jinetes en lugar de diligencias, se logró un servicio más rápido y seguro, pero fue reemplazado por el telégrafo y el ferrocarril transcontinental, el cual cambió la historia nacional y es tema de estudios históricos especializados.


LA FIEBRE DEL ORO

En la Ciudad del Viejo Oeste hay un pequeño lavadero de oro en alegoría a este fenómeno que es parte de la historia estadounidense. A principios de 1848, inició la fiebre del oro en California. Aproximadamente 80.000 “busca-fortunas” emigraron a la zona, entre ellos ingleses, españoles, chinos, mexicanos y peruanos, produciéndose un mestizaje que contribuyó a la formación del Estado de California. Se explotó oro y plata en Oregón, Nevada, Wyoming, Montana y Colorado.


Es necesario el replanteamiento del análisis histórico de esta etapa fundamental de la historia del continente, con estudios detallados sobre el papel de todos los actores del proceso, para comprender la verdadera identidad de esta nación.


La calle principal, sin pavimentar, es la via principal de la vieja ciudad réplica de una ciudad auténtica de Kansas de finales de los años 1800, a cuyos costados se encuentran una variedad de negocios a manera de mini museos y en donde se recrean historias típicas en que participa la audiencia y actores profesionales.


El pueblo del Viejo Oeste es recorrido por la diligencia de Wells Fargo que atravieza la calle principal transportando a los visitantes, recorriendo el bosque, el camino seco, el territorio Arapahoe, en donde ese encuentra el campamento de los nativos y el valle de los buitres.


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