Por Ximena Hidalgo Ayala
Historiadora, Fundadora y Directora Ejecutiva del Comité Internacional Galo Plaza Inc. y su network de profesionales promotores de la Historia Latina en Nueva York XHA CLUB.
En febrero inician las celebraciones nacionales del Mes de la Historia Afro-Americana o Mes de la Historia Negra en Estados Unidos, que son una oportunidad para rescatar la historia y destacar las contribuciones de los latinos con raíces y ancestros afro.
Si bien esta celebración inició en 1926, actualmente persisten los matices de lucha social de los afrodescendientes, no solo por conseguir justicia e igualdad, además por continuar investigando y rescatando información sobre su presencia y aportes en la historia, asi por ejemplo, en la ciudad de Galo Plaza, hay varios proyectos de investigacion que estan develando informacion increible sobre la presencia de comunidades afro en los siglos XVIII y XIX.
La celebración surgió por iniciativa del historiador Carter G. Woodson y no es coincidencia que inicie la segunda semana de febrero, ya que coincide con el nacimiento de Abraham Lincoln, quien otorgó la libertad a los esclavos en Estados Unidos, además que coincide con el nacimiento de Frederic Douglas, prominente líder del movimiento abolicionista en esta nación.
La celebración de una semana fue extendida a un mes completo por el presidente republicano Gerald Ford, en 1976 y se mantiene el objetivo inicial que es promover la enseñanza de la historia de la comunidad afroamericana, para asegurar la supervivencia física e intelectual de este grupo dentro de la sociedad.
El impulso a la lucha de los afro latinos en Estados Unidos le dio el movimiento de Derechos Civiles de los sesentas, liderado por el Dr. Martin Luther King Jr. del cual recibieron influencia directa los primeros grupos latinos provenientes fundamentalmente del Caribe.
AFRODESCENDIENTES EN NUEVA YORK
Los inmigrantes negros son parte de la historia nacional de Estados Unidos y en la ciudad de Nueva York, destacamod la presencia de varios personajes históricos como parte del reconocimiento a los aportes de la población afrodescendiente y al impacto de la diáspora africana para entender y valorar su influencia en la construcción de la ciudad y de la nación.
Durante la etapa colonial, ya desde el siglo XVIII, la ciudad de Nueva York se consolidó como uno de los principales centros urbanos a nivel nacional, con una población de siete mil habitantes y por ser una ciudad costera, se convirtió en una importante y dinámica sede de crecimiento y comercio, que recibió mano de obra de origen afro, pero sin dejar la mentalidad europea tradicional de una sociedad de rangos y categorías, bien estratificada.
Las diferencias sociales se fundamentaron en la economía y en ella los derechos ciudadanos, así por ejemplo un votante debía ser un hombre libre, propietario de cincuenta acres o un terreno en la ciudad. La clase dirigente local, estaba dominada por la gente más acaudalada y los rasgos extremos, entre los niveles y estilos de vida, eran evidentes.
La conquista de la independencia y de la democracia, fueron la garantía para lograr la incorporación de nuevos grupos a las oportunidades ofrecidas por la ciudad, excepto por la esclavitud, las restricciones a los derechos de las mujeres, el sufragio en base a la propiedad. Pero las tensiones sociales promovieron cambios significativos que se concretaron siglos después, tanto para los esclavos como para las mujeres.
La religión jugó un papel importante en la emancipación de los esclavos, no así en la igualdad de las mujeres. Los hermanos Tappan ayudaron en 1830 a organizar en Nueva York una sociedad anti-esclavista. Ese mismo año el abolicionismo logró fuerza, cuando incursiona en política con una campaña de peticiones al Congreso para la abolición de la esclavitud y el tráfico de esclavos en la capital de la nación, iniciando una tradición de activismo politico entre la comunidad afro.
AFRO-LATINOS, UNA FUERZA DE CAMBIO
La migración latinoamericana ha impulsado el proceso que ha cambiado el rostro de Estados Unidos. La presencia latina a nivel nacional es evidente en todo aspecto y gracias a la gran diversidad racial de los llamados latinos, aquellos con ascendencia afro son parte de la historia como pioneros y promotores de la inclusión social.
Los principales grupos afro-latinos en Estados Unidos, inicialmente provenían de los países caribeños, así por ejemplo los afro-latinos inicialmente emigraron a Florida provenientes de Cuba y Puerto Rico y en ese orden llegaron a Nueva York, a donde posteriormente emigró un número considerable de afro-latinos desde República Dominicana, que actualmente constituyen el grupo etnico y la comunidad latina numéricamente más grande de la ciudad.
Al inicio de la consolidación de la presencia afro en Nueva York, uno de los personajes predominantes es Arturo Schomburg, quien a finales del siglo XIX y principios del XX, marcó un hito con su trabajo. Este mestizo puertorriqueño llegó a Nueva York en 1891 y participó en las luchas independentistas de Cuba y Puerto Rico, siguiendo los pasos de Félix Varela, quien lideró los esfuerzos en un programa previo de la Guerra Civil.
De 1891 hasta su muerte en 1928, Schomburg se convirtió no solo en una figura influyente a nivel nacional, se destacó por sus aportes académicos y educativos, que iniciaron con la preservación del legado histórico afro. Es Arturo Schomburg quien rescata y resalta las contribuciones de la comunidad negra en la historia, coleccionando documentos, libros e historias, para lograr una igualdad racial a nivel intelectual. En Nueva York existe un centro cultural en su honor, en el cual se mantiene su archivo.
IMIGRACIÓN AFRO-LATINA
La cercanía de las islas caribeñas con Estados Unidos creó una interconexión comercial e histórica entre varios grupos, que no se limita a los afro-cubanos, puertorriqueños y dominicanos, pero que se extiende a otros grupos latinos como haitianos e incluso jamaiquinos.
Los puertorriqueños llegaron a Nueva York con su música, poesía y religiosidad, introduciendo sus tradiciones, costumbres y expresiones culturales. Uno de los pioneros promoviendo la cultura puertorriqueña en Nueva York fue Jesús Colón, quien introdujo la música, instrumentos bailes y ritmos de Puerto Rico a Nueva York y también de las costumbres culinarias, con platos tradicionales como el “bacalaito" o “pastelillo”.
El primer afroamericano, cuyo nombre pudo ser Jan o Joao y que se lo ha fijado como Juan Rodríguez, -cuyo apellido español seguramente lo obtuvo de sus amos-, fue un esclavo liberto originario de República Dominicana, que llegó a Nueva York en 1613, acompañando al capitán holandés Thijs Mossel, se convirtió en traductor ya que hablaba una lengua nativa que aprendió de su esposa, cuando Nueva York era habitada por nativos americanos de la confederación Lenepe, que bautizaron a la isla con el nombre de Mana-hatty, que significa isla de montañas. Juan Rodríguez, como afirman los investigadores del Centro de Estudios Dominicanos de CUNY, fue el primer inmigrante de origen latino de la ciudad, ya que se quedó residiendo en Nueva York durante un año.
La dictadura de Rafael Trujillo incentivó la inmigración dominicana, que trajo a Nueva York latinos de ancestros afro, entre ellos varios de los más de trescientos dominicanos que participaron en la II Guerra Mundial, pero estudios modernos apuntan a que previamente, en el siglo XIX, llegaron a través de Ellis Island, cinco mil dominicanos.
En el censo del 2000 ciento sesenta y cinco mil residentes de Nueva York eran originarios de Trinidad y Tobago, de Barbados cincuenta y cuatro mil y de Bahamas treinta y dos mil, más de doscientos treinta y dos mil de otras islas caribeñas. Solo en la última mitad del siglo pasado, llegaron dos millones y medios de caribeños a Estados Unidos. Inicialmente como mano de obra para las plantaciones azucareras.
Según investigaciones documentadas, la ciudad de Nueva York recibió a los puertorriqueños desde el siglo XIX. Llegaron motivados por el intercambio comercial, como la exportación de ron, entre otros productos, que facilitó la vía hacia esta metrópoli, así como por las circunstancias políticas del momento.
Desde 1945 hasta finales del siglo pasado llegó un millón de puertorriqueños a Nueva York, motivados por mejoras salariales. Catástrofes naturales como el Huracán María motivaron una oleada migratoria moderna. La primera gran ola migratoria cubana, llegó en 1959 por motivaciones políticas, promovidas por la revolución castrista, que obligó a más de seiscientos mil cubanos a abandonar su isla.
La historia registra innumerables organizaciones caribeñas en Nueva York, las cuales no eran exclusivamente de origen afro, porque entre los latinos la división racial se ha diluido gracias el mestizaje, que es un proceso generalizado y como dice el refrán “el que no tiene de inga, tiene de mandinga”. Entre las organizaciones caribeñas primigenias hubo clubes sociales, ligas deportivas, culturales, musicales, periódicos, etc., etc.
NOMBRES DESTACADOS
Es difícil hacer una diferenciación entre las contribuciones de los afro-latinos en cultura, educación, política, porque como el resto de latinoamericanos, se han vinculado simultáneamente en diferentes actividades, por ello mencionaremos a nivel general algunos pioneros a nivel de entidades y contribuciones destacadas.
Entre los pioneros afro de Nueva York no se debe dejar de mencionar al líder de origen jamaiquino Marcus Garvey (1887-1940) que llegó a la ciudad para expandir su Asociación Universal de Desarrollo Negro, que llegó a tener dos millones de miembros. Garvey fue parte de la gran migración jamaiquina, en la que también llegaron los padres del General Colin Powell, ex Secretario de Estado.
El primer boricua electo a la Asamblea Estatal de Nueva York en 1937, fue Oscar García Rivera, quien inicialmente trabajó en la oficina de correos y después se licenció como abogado, fue el primer puertorriqueño electo a nivel nacional a un cargo en el gobierno estadounidense.
Mujeres como Filomena Albizu, hermana del dirigente del Partido Nacionalista Puertorriqueño Pedro Albizua Campos, junto con su esposo Gastón Sheafe vivieron y fuero muy activos en Nueva York desde 1915. Figuras femeninas como Evelina López Antonetty, boricua del Bronx, participaron en demostraciones públicas, como la lucha contra el fascismo durante la II Guerra Mundial.
La participación política de los afro-latinos inició y floreció en el siglo pasado, por ejemplo con el Club Demócrata de la Universidad Hostos y otras entidades como el Instituto Nacional de Política Latina (NiLP), ex Instituto de Política Puertorriqueña (IPR) establecido en 1982 y desde 1999 inició importantes contribuciones de investigación sobre la realidad política de los latinos.
En la dirigencia sindical los afro-latinos son importantes, iniciando con Jesús Colón y su hermano Joaquín, que fueron prominentes líderes sindicales, activistas, escritores y líderes políticos puertorriqueños en Nueva York desde 1918. Joaquín fue de los primeros trabajadores latinos del Servicio Postal de Estados Unidos. Los esposos Erasmo Vando y Emelí Vélez, trabajaron en actuación y periodismo, participaron activamente en la vida cultural, social y política de Nueva York desde 1919.
En las artes y la cultura los afro-latinos históricamente tienen representantes notables, como Julia de Burgos, una de las más prominentes poetas y escritoras del siglo XX, quien vivió y falleció en Nueva York, (1942-1953). En teatro los afro-latinos de Nueva York han estado activos desde 1947.
En 1973 se establece Centro de Estudios Puertorriqueños, primer instituto de investigación latina que incluye a afro-latinos y es parte del Hunter College, del sistema universitario público de Nueva York. Esta institución académica promueve la acción social y debates políticos. Tiene una colección completa de datos, arte gráfico y archivo histórico.
Entidades como el Museo del Barrio, el Nuyorican Poets Café, el Teatro Rodante Puertorriqueño fundado en 1967, el Teatro Pregones, el Centro Cultural y Educativo Clemente Soto Vélez fundado en 1993 en memoria del poeta, periodista y activista puertorriqueño, son entidades que incluyen información y actividades de artistas visuales, poetas, escritores, músicos y creativos de ascendencia afro, como parte de la comunidad latina en general.
A nivel educativo la escritora de cuentos infantiles y primera bibliotecaria puertorriqueña de la Ciudad de Nueva York, Pura Belpre, es un ícono. Hay varias entidades educativas que mantienen las raíces afro dentro del espectro latinos, incluyendo el Boricua College, brazo universitario de la ciudad de Nueva York activo desde 1974, el Centro de Estudios Dominicanos de CUNY.
A nivel musical y en el mundo del entretenimiento los pioneros afro-latinos destacados es el Cuarteto Victoria de Nueva York, integrado entre otros por el compositor Rafael Hernández, Rafael Rodríguez, Myta Silva, Bobby Capó y Pepito Arévalo.
En el panorama musical de la ciudad de Nueva York la inconfundible presencia de Celia Cruz, marcó un hito en la historia artística y la salsa neoyoricana, que surgió en El Bronx, tiene una larga lista de personalidades.
Actualmente se unen a los artistas afro-latinos, músicos de otras latitudes como la cantante y reina de la musica afroperuana Eva Ayllón, -quien reside en Nueva Jersey-, y ni que decir en el mundo del reggaetón, la bachata y toda la nueva generación de música pop y de género urbano con cantantes populares como Don Omar, Ozuna, Prince Royce, Romeo Santos, etc., etc.
A nivel deportivo los afro latinos han llegado a ser leyendas en diferentes disciplinas, desde el basketball, fútbol, el baseball hay reconocidos atletas muy cotizados en el mundo del deporte. El primer afro-latino en ingresar al hall de la fama fue el beisbolista puertorriqueño Roberto Clemente (1934-1972), que es un referente histórico de este amplio grupo, en el cual brilla con luz propia el Rey del Fútbol, Pelé, quien también vivió y trabajó en Nueva York.
Los deportes han sido uno de los campos en los que se han destacado los afrolatinos y un caso especial es el del futbolista ecuatoriano Alberto Spencer, en cuyo honor se han establecido organizaciones en Nueva York como el Alberto Spencer Social Club Inc., la Fundación Alberto Spencer Inc. y varias escuelas deportivas que funcionan hasta la actualidad.
Mi padre, profesor de Literatura y músico profesional, -ademas de fanatico del fútbol y fan de Pele-, me enseñó que la primera canción de protesta social de America Latina la escribió Rafael Hernández y es Lamento Borincano.
Lamento Borincano
(Letra y musica de Rafael Hernández)
Sale, loco de contento con su cargamento para la ciudad, ¡ay! para la ciudad. Lleva en su pensamiento todo un mundo lleno de felicidad, ¡ay! de felicidad. Piensa remediar la situación del hogar que es toda su ilusión, sí.
Y alegre, el jibarito va pensando así, diciendo así, cantando así por el camino, si yo vendo la carga, mi Dios querido, un traje a mi viejita voy a comprar.
Y alegre, también su yegua va, al presentir que aquel cantar es todo un himno de alegría, y en esto le sorprende la luz del día y llegan al mercado de la ciudad.
Pasa la mañana entera sin que nadie quiera su carga comprar, ¡ay! su carga comprar. Todo, todo está desierto, el pueblo esta muerto de necesidad, ¡ay! de necesidad.
Se oye este lamento por doquier, en mi desdichada Borinquen sí.
Y triste, el jibarito va, pensando así, diciendo así, llorando así por el camino, qué será de Borinquen mi Dios querido, qué será de mis hijos y de mi hogar.
Borinquen, la tierra del Edén, la que al cantar, el gran Gautier, llamó la Perla de los Mares, ahora que tú te mueres con tus pensares, déjame que te cante yo también.